Diferencias entre la Educación en la Infancia y la Educación Actual

Diferencias entre la Educación en la Infancia y la Educación Actual

por Christian Alejandro López Benítez -
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Pues los niños/as de antes, tipo de los años 80`s, la infancia estaba llena de aventuras, juegos al aire libre, amigos del barrio y pocas preocupaciones. Los padres dejaban salir solos a la calle, ir al colegio andando o en bicicleta, explorar el mundo sin demasiada supervisión. Se aprendía a base de ensayo y error, de caídas y heridas en las rodillas, de experiencias directas con la realidad.

A lo cual, esto hacía desarrollar una serie de habilidades y competencias que hoy en día se valoran mucho, como la autonomía, la creatividad, la resiliencia, el espíritu crítico o la capacidad de resolver problemas. También nos ayudaba a forjar nuestra identidad, a conocer nuestros límites y a respetar los de los demás.

Sin embargo, no todo era color de rosa, también había aspectos negativos en esa forma de educar. Por ejemplo, estábamos más expuestos a situaciones de peligro, como accidentes, robos, abusos o violencia. Los padres no siempre estaban al tanto de lo que se hacía o con quién se relacionaban, aunque algunas veces se sentían solos, incomprendidos o abandonados. No se tenía  tantos recursos ni apoyos como los niños de ahora.

Ahora bien, los niños/as de hoy en día, se enfrentan a un escenario muy distinto al de los 80. Viven en una sociedad asustada, donde el miedo al fracaso, al rechazo, a la enfermedad o al terrorismo domina el ambiente. Sus padres son más conscientes de los riesgos y las amenazas que les rodean, y por eso intentan sobre protegerlos al máximo. Los llevan y los traen en coche, controlan su uso de las tecnologías, los apuntan a actividades extraescolares y supervisan sus tareas.

Esto tiene sus ventajas, por supuesto. Los niños de hoy están más seguros, más informados, más preparados académicamente. Tienen acceso a una gran cantidad de recursos y oportunidades para aprender y divertirse. Reciben más atención y afecto por parte de sus padres y educadores. Muchos de ellos, se sienten más valorados y queridos.

Pero también tiene sus inconvenientes. Al estar tan sobreprotegidos, los niños pierden la oportunidad de experimentar por sí mismos, de tomar decisiones, de asumir responsabilidades. Se vuelven más dependientes, más pasivos, más conformistas. Les cuesta más desarrollar su imaginación, su iniciativa, su autoestima, por lo cual, también se enfrentan a una mayor presión social y familiar para cumplir con unas expectativas que a veces son demasiado altas.